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Así fue el encuentro culinario»texturas» del Arte de Saborear en Huelva

 

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El pasado 15 de noviembre quince comensales tuvieron la oportunidad de experimentar la arteterapia y el arte culinario en El Templo Gastronómico y Artístico, en Huelva. Los encuentros el arte de saborear ponen la atención en cómo nos nutrimos tanto a nivel físico como emocional. No darnos cuenta del modus operandi de cómo lo hacemos nos conduce al desequilibrio.

En este primer encuentro, donde el asombro y la diversión fueron las notas dominantes durante toda la noche, las texturas fueron las protagonistas de la cena. Los participantes, de esta novedosa actividad, degustaron un menú que contenía gran diversidad de texturas: crujientes, blanda, dura, seca, húmeda, etc. A través de los cinco sentidos y con mucho arte, los comensales experimentaron la relación que existe entre las fases de alimentarse y la ingestión, digestión y eliminación de los pensamientos. Entre textura y textura, estas quince personas activaron su creatividad a través del teatro, el dibujo, la identificación, la proyección, la relación con el otro y la comida.

Queremos dar las gracias a los quince curiosos que se aventuraron a experimentar nuestra propuesta, el arte de saborear, al equipo del Templo Gastronómico y Artístico, en especial a su chef, Raúl y a nuestro compañero de promoción Ángel Corredera, ideario de este encuentro. Sin ellos nada de lo que ocurrió esa noche hubiese sido posible.

Y para que vayáis haciendo boca hasta el próximo encuentro culinario, compartimos el testimonio de uno de los participantes. Gracias JFR por este regalo!

El pasado jueves 15 de noviembre de 2018, estuvimos en unas sesiones muy innovadoras de Arte-terapia, por recomendación de una amiga.

Desde el principio, la sesión para profundizar en el Arte de Saborear, en un restaurante tan especial como el Templo, y a pesar de ciertas reticencias iniciales fruto de los habituales prejuicios que solemos tener, fue una experiencia muy interesante. Con algunos amigos y muchos desconocidos, se creó un ambiente relajado que facilitó la sesión, a caballo entre la filosofía “slow food” y el movimiento danes Hygge (de búsqueda de la felicidad en las pequeñas cosas que nos rodean).

Movernos a través de distintas texturas de productos, de distintos sabores y olores, con una decoración y música especiales, nos ayudó a profundizar sobre distintos aspectos de nuestra personalidad y de cómo en realidad nos enfrentamos a la comida, cargados de experiencias familiares, culturales y personales.

 

Aunque nos imbuimos en la técnica de forma suave y relajada, las presentaciones y los ejercicios de ficción de teatro, escogiendo un personaje (valorando como comería) o realizando dibujos compartidos, nos ayudaron a compartir ambiente con gente desconocida.

Creo que el taller es una buena experiencia, que, de forma indirecta, al entender que comemos como somos, nos ayuda a conocernos mejor y disfrutar en paralelo de un momento relajante y sensorialmente muy gratificante”.

 

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