Mi nombre es Montse y hace poco más de 6 meses fui mamá. A parte de esta nueva condición, que prácticamente ha engullido el resto de mis facetas, me gusta escribir.
Y quizás estés pensando ¿y? Pues que desde que escribí lo anterior han pasado 2 horas, 3 subidas a la habitación y bajadas al salón con mi hijo Luca (y su correspondiente teta en cada intento para dormirlo), engullí nugets congelados como cena, me enfadé porque el niño no paraba de moverse al cambiarle el pañal de caca y se ha ensuciado las manos y un pie, unos cuantos gritos, bien agudos, de su parte, otros pocos más de pucheros, algún que otro gorgorito, un instante de parque dándole patadas a un teléfono que canta en bucle la misma canción y un rato de trona donde se le ha soltado la lengua de trapo. Y entre una y otra cosa, preparé un licuado, para frenar la caída del pelo, de limón y aloe vera natural, que por cierto lleva 4 días en remojo, con la esperanza de tener tiempo para poder untarme la cabeza y darme una ducha sin que pasen más de 24h entre una cosa y otra. En fin que, si eres padre o madre, seguro que esto te suena. ¿No?
En mi formación de arteterapia decían que escribir ayuda a canalizar lo que sientes y a darte cuenta de lo que te pasa. Y quizá por eso he decidido escribir sobre cómo me va en esto de la maternidad. Pero a mí, en este preciso instante en el que observo a Luca moviéndose a través de la cámara mientras deseo con todas mis fuerzas que no rompa en llanto, lo que realmente me gustaría es sentirme menos perdida y poder compartir contigo. Luca se despertó y como a él, me entraron ganas de llorar.
Tere
Montse